La creencia de que las cruzadas, que con interrupciones se desarrollan de 1096 a 1278, respondían a una manifestación de la profunda religiosidad de los pueblos de Europa Occidental en la época medieval sufre un serio revés con el desarrollo de la historiografía moderna. La revelación de nuevos hechos y una interpretación más crítica de los documentos históricos medievales lleva a la mayoría de los historiadores a desechar la ingenua e idealista explicación de las causas que originaron las cruzadas. Estos historiadores se centraron en los diferentes fenómenos de la vida económico-social de los siglos XI y XII, que fueron los auténticos móviles de las cruzadas.