En este diario de contrastes, Sonaly Tuesta evoca su viaje de pronóstico reservado ocasionado por dos virus que la postraron durante nueve días en la unidad de cuidados intensivos de una clínica limeña. Aunque su vida parecía tocar la profundidad de la muerte, sus familiares, amigos y seguidores de todos los pueblos la cubrieron con su energía y devociones, como en un ritual de sanación. Es un agradecimiento a quienes nunca la abandonaron.
