Tres tristes tigres puede concebirse como una exaltación de las posibilidades del lenguaje, un juego intelectual que produce dislocaciones en el orden lógico y tradicional de la narrativa, un medio de ruptura con los convencionalismos literarios y lingüísticos. No es de sorprender que Tres tristes tigres constituya un acontecer novelesco en movimiento constante, pues su proceso metanarrativo, en un perenne hacerse y deshacerse, exige la máxima participación del lector. Se ofrecen numerosas opciones para introducirse en este desorden. Así hemos querido dar una perspectiva somera del contexto histórico donde se sitúa la obra y, de ahí, penetrar ese caos aparente donde se han suspendido soluciones narrativas, analizando los tropos que conforman el lenguaje descompuesto de Tres tristes tigres.