Soñar es dejar por un momento el mundo e internarse en un territorio donde los límites no existen, las certezas se disuelven y nacen otras con una fuerza que sólo la ilusión puede prestar. La poesía de Adrián Arias florece en ese universo sumergido. Su materia primordial es el amor, un amor sutilmente obsesivo frente al cual, en una suerte de maniobra defensiva, el poeta esgrime el humor.