"Los hecatónquiros acéfalos" muestra en sus poemas un valioso conocimiento de la tradición poética, pues dialoga con un conjunto de referentes que permiten que el lector pueda integrar sus propios saberes previos con las nuevas realidades que este libro ofrece. Esta medular operación permite que el libro posea una riqueza de sentidos e interpretaciones que logra que el lector vivencie una experiencia activa de la poesía. Asimismo, cada uno de los poemas presenta una voz poética que diseña el mundo ficcional a partir de una narratividad en la que se expone una naturaleza con tintes míticos que sirve de base para revelar las emociones, los afectos y la interpelación que dicha voz ejerce sobre el mundo externo. En el manejo de los recursos formales, "Los hecatónquiros acéfalos" evidencia un diestro manejo del verso libre que en su composición se percibe una base que remite al verso medido, ya que se crea un ritmo continuo que se potencia con el empleo de encabalgamientos; en el plano retórico, destaca el trabajo con las metáforas y las metonimias.