En la Alemania del período de entreguerras se estaba produciendo un curioso fenómeno, la emergencia de los empleados. Este colectivo de tres millones y medio de personas ocupaba los puestos técnicos y administrativos en el comercio, los bancos y los transportes y constituía un ejército de asalariados intercambiables entre sí. Sus bajos sueldos hacían que su existencia fuera insegura y sus perspectivas de independencia prácticamente nulas. Con su mirada puesta en Berlín, por ser en la capital alemana donde la vida pública estaba siendo modificada ostensiblemente por las necesidades de los empleados, el autor se dedica a recopilar citas, conversaciones y observaciones realizadas in situ, con ánimo de realizar un diagnóstico sociológico.