Si se pudiera decir aquí lo que el doctor Eduardo Torres significa en el ambiente y en la vida cultural no sólo de San Blas sino de nuestros países en general, lo diríamos. Pero esto no es posible en pocas líneas; tal vez ni en muchos volúmenes. Serán los lectores quienes dictaminen si este hoy famoso personaje, descubierto en San Blas hace más de veinte años por Augusto Monterroso, es, o fue en su tiempo, como dice Luciano Zamora en el lugar correspondiente de este libro, un espíritu chocarrero, un humorista, un sabio o un tonto. ¿Por qué no intentar averiguarlo nosotros mismos a través de los testimonios sobre su persona y de las obras del propio doctor Torres que aquí se recogen?. De otra parte, descubrir cómo es San Blas, en que forma transcurre allí la vida política y cultural, la vida social y familiar, quizá induzca al lector poco letrado a exclamar, con delectación o con melancolía, lo que el clásico latino: Et in Arcadia ego! ¿Yo también he vivido en San Blas!.