Nadie dudará nunca que la extensa e incomparable obra del ruso León Tolstói, su impresionante legado literario, ha quedado grabado para la inmortalidad. El autor de Guerra y Paz y de Anna Karenina pensaba que narrar era una manera de vida y un camino a la realización personal; las cosas sucedían y había que contarlas. Por eso escribió hasta el final de sus días novelas, cuentos y dramas en defensa de sus ideas. Sus temas son los grandes conflictos que invaden su alma. Su ansia de amor y justicia, que tanto sufrimiento le produciría a lo largo de su vida, lo llevará por un contradictorio sendero en busca de la ansiada perfección moral, predicando en sus obras el bien y la justicia. Tolstói buscó de manera insaciable a Dios a lo largo de toda su vida. Surge así, el tema de la muerte a lo largo de su obra con una constancia obsesiva, convirtiéndose en una de sus preocupaciones fundamentales.