Con el paso de los años, se ha comprobado que la influencia de la poesía de Ángel González en las generaciones posteriores es mayor que la de la mayor parte de sus contemporáneos en lengua española. Los estudios sobre su obra se han multiplicado, quedando olvidados sus primeros textos, que publicó desde 1947 en un diario de provincias, La Voz de Asturias, cuando comenzó a colaborar como crítico musical. A lo largo de más de 150 artículos, Ángel González fue descubriendo diversas cuestiones de estilo a la vez que entraba en contacto con algunas de las figuras de la música contemporánea de su tiempo. Sus inquietudes estéticas se manifiestan en muchos de estos textos, que coinciden con el periodo de formación del poeta, que pronto iba a publicar Áspero mundo tras conseguir en 1956 un accésit del Premio Adonais.