La acumulación originaria de capital» es el título del mítico capítulo XXIV de El Capital. Bajo este epígrafe encontramos, no solo una de las claves fundamentales de la interpretación marxiana para entender el desarrollo histórico del capitalismo, sino también a un Marx, que, lejos de su estereotipada imagen como pensador abstruso y denso, exhibe sus mejores cualidades como ensayista ameno y sagaz. La reflexión sobre la denominada acumulación originaria ha constituido la piedra de toque de múltiples desarrollos y controversias en el pensamiento crítico sobre el colonialismo, la industrialización o el feminismo.