«Toda historia es una genealogía del presente. Cuando este nos plantea escenarios inquietantes y las sociedades humanas presentan señales evidentes de quiebra y desesperanza, necesitamos comprender qué está sucediendo y buscamos en el pasado la clave interna de los proyectos sociales que han llegado a nuestros días y la explicación de por qué otros --tal vez mejores-- no consiguieron prosperar. Más allá de sus estragos, la pandemia de covid-19 ha revelado el grado de desigualdad categórica en que vive la compleja sociedad española del primer cuarto del siglo XXI y ha expuesto, casi obscenamente, vergüenzas incómodas: nuestra atención sanitaria misma, cuya debilidad estructural nos ha sorprendido a todos; el quebranto de nuestro estado de bienestar, castrado por los recortes y la austeridad desde la Gran Recesión de 2007; la angustiosa epifanía de que sin el turismo nuestra capacidad de generar riqueza es muy modesta; que para seguir adelante necesitamos la ayuda económica de Europa; que no sabemos cómo construir un futuro para nuestros jóvenes en paro; que no encontramos en nuestros políticos esperanza, sino incompetencia o algo peor; que tal vez seguimos siendo un viejo país ineficiente...Necesitamos datos para alimentar respuestas alternativas a las consolatorias o a las falaces que se nos ofrecen. Necesitamos llamar a la puerta de la historia».