El Príncipe y el Mendigo es la primera novela histórica de Twain, ambientada en la Inglaterra de 1547, en la Europa de la Reforma, y en las postrimerías del reinado del enamoradizo y sanguinario rey Enrique VIII y los comienzos del de Eduardo VI, que se lee de un tirón con una sonrisa constante en los labios y sin que jamás decaiga el interés por conocer su desenlace final. Así, el ingenio del escritor norteamericano más popular construye una inteligente trama, en la que dos muchachos que se parecen como dos gotas de agua viven unas sorprendentes aventuras en base a un pequeño cambio de papeles, que puede alterar el curso de la historia. Las dichas y tribulaciones del muchacho indigente que llega a convertirse en rey, mientras el verdadero candidato al trono aprende lecciones de misericordia y humildad entre las clases humildes del pueblo inglés. Pero además contiene un mensaje claro y directo para los que ya no son tan niños.