«En tiempos en que la (auto) ficción está al servicio de la cobardía, Eduardo Herrera nos ofrece su testimonio franco como un ex operador de la corrupción de cuello blanco. Es la historia confesional de un abogado limeño que 'no defiende culpables o inocentes, sino clientes'; quien navega entre los intersticios que tejen fiscales y policías integrantes de un sistema de justicia paralelo, donde la coima está institucionalizada y aceptada. Pero también es la historia de un converso, que aprendió a detectar el miedo humano y disfrutó la corrupción como un vicio». (Carlos Meléndez)