El título de este libro invita a preguntar, preguntarse. Con las minúsculas se quiere expresar que dios es un término común a todos los cientos o miles de dioses que han ido sucediéndose a lo largo de la historia de la humanidad, pero eso no equivale a denotar alguna suerte de entidad personal. El preguntar aspira a estar equidistante entre la afirmación y la negación. No trata de dios o de la divinidad, sino de los discursos y lucubraciones que algunas personas, presuntamente especialistas en la materia, han realizado sobre este asunto. Ante tales bizantinismos, no sería descartable que, si alguna suerte de dios existiera, se declarase ipso facto ateo. Evitando un vocabulario complicado y planteamientos esotéricos, invita a re-pensar algunos conceptos básicos (infinito, espíritu, sagrado, eternidad, salvación?), analiza críticamente ciertos argumentos clásicos en el mundo religioso, cuenta cómo el cristianismo llegó a ser la única religión verdadera, y acaba trazando unas pinceladas sobre el laicismo y el Estado aconfesional. No pretende, pues, convencer (mucho menos vencer) a nadie de nada. Se contenta de antemano con ser leído, comunicar preguntas e inquietudes, confiar en que cada uno busque sus propias respuestas, sus propias sendas. En resumidas cuentas: ¿dios?