Las visiones de José María Eguren ( Lima, 1882 - 1942) están abiertas a límites inexplicables. Su poesía, siempre tan absolutamente nueva, vive en el mundo de lo fabuloso, pero siempre decantado por una pupila virginal. De ahí su transcendencia, su implacable humanidad y riqueza de experiencia; sus esencias oníricas, su estricta soledad. Su poesía fluye calidad y delicadeza, a todo llega por sortilegio, por maravilla, por magia; lleva el idioma al mundo del sueño original, sin retórica u hojarescas verbales, pleno de imaginación y de música.