Como reflejo de universos paralelos, com otstigos del amor y del abandono, como sinónimos de miradas cristalinas, como destellos de la memoria, estos poemas, que Salvador Elizondo escribiera entre 1960 y 196, inéditos hasta hoy, invitan a la contemplación con palabras que son matices luminosos: fulgores de la juventud, de la naturaleza, del recuerdo