La vida solo empieza verdaderamente después de poner orden en la casa. Esta es la razón de que haya dedicado la mayor parte de mi vida al estudio del orden. Y de que desee ayudar a tantas personas como me sea posible a ser ordenadas de una vez para siempre.
Pero esto no significa que debamos deshacernos de multitud de cosas. Ni mucho menos. Si aprendemos a elegir los objetos que nos complacen, podremos alcanzar nuestro estilo de vida ideal.
Si estamos seguros de que algo nos agrada, conservémoslo sin pensar en lo que otros puedan decir. Y aunque sea imperfecto, no importa su apariencia, si lo usamos con cariño y respeto, lo transformaremos en algo inestimable. Si repetimos este proceso de selección, nuestra sensibilidad hacia las cosas acabará siendo una fuente de felicidad. Esto no solo acelera los pasos hacia la adquisición de un sentido del orden, sino que también afina nuestra capacidad para tomar decisiones en todos las áreas de la vida. Cuidar bien nuestras cosas nos hace cuidar bien de nosotros mismos.